Gulden Draak 9000 Quadruple: Un Dragón de Oro en el Mundo de las Cervezas Belgas
Si hay una cerveza que encarna la tradición belga con un toque de audacia, es la Gulden Draak 9000 Quadruple. Elaborada por la prestigiosa Brouwerij Van Steenberge, esta cerveza no es solo una bebida, sino una experiencia sensorial que transporta al bebedor a los monasterios y tabernas de Flandes, donde el arte de la fermentación alta alcanza su máxima expresión.
Desde el primer encuentro, su aspecto impresiona: un líquido denso y sedoso, de un marrón profundo con reflejos cobrizos, coronado por una espuma cremosa y persistente que invita a sumergirse en su complejidad. Al acercar la nariz, el aroma es un festival de frutas oscuras maceradas—ciruelas, higos, pasas—entretejidas con notas de caramelo tostado, melaza y un delicado barniz alcohólico que recuerda a un buen brandy. No faltan los matices especiados, sutiles, pero presentes, con guiños a clavo, vainilla y un toque terroso que añaden profundidad.
En boca, el primer sorbo es una explosión de dulzor maltoso, pero lejos de ser empalagoso, se equilibra con una acidez sutil y un leve amargor residual. Los sabores evolucionan en capas: primero el toffee y el azúcar moreno, luego las frutas en almíbar, y finalmente un regusto cálido, casi como de ron añejo, que perdura en el paladar. A pesar de su 10.5% de alcohol, está magistralmente integrado, aportando cuerpo sin dominar, aunque su presencia se hace notar en un ligero cosquilleo al final.
La historia detrás del nombre es igual de fascinante. "Gulden Draak" (Dragón de Oro) homenajea una estatua del siglo XV que adorna el campanario de Gante, símbolo de poder y leyenda. La cerveza original, una Dark Ale robusta, ya era icónica, pero esta Quadruple 9000 eleva el concepto: más oscura, más intensa y con una fermentación que la acerca a los estilos trapenses más reverenciados, como los de Westmalle o Rochefort.
Para disfrutarla como merece, sírvela en copa cáliz o snifter alrededor de 10-12 °C, dejando que se airee un poco para liberar sus secretos. Marida a la perfección con quesos de corteza lavada, postres de chocolate negro o incluso un estofado de carne. Es una cerveza para saborear con tiempo, ideal en noches frías o como broche de oro a una buena comida.